Este blog habla sobre todo de lugares visibles y de las sensaciones que causan... pálida imitación de aquellas Ciudades Invisibles de Italo Calvino
lunes, abril 17, 2006
Camboya
Si hay un país que me ha cautivado en este viaje, ese es Camboya. Camboya es un país de niños y sonrisas, de sol y mujeres bellísimas, es un país fresco, joven pero antiguo, inocente, luminoso. De personas que te dan lo poco que tienen, que sueñan con casas en la playa donde descansar de la dureza del día a día. Camboya es un país donde se puede ser feliz a la sombra de los árboles y templos milenarios. Camboya es el país del Atardecer y la Madera de las gracias mil veces repetidas, Aucún, y despedidas alegres, Leehau. Camboya es un país que se recorre en bicicleta o en moto, despacio, con niños al borde del camino que sonríen si les pitas y saludan felices.
Siem Reap es el pueblo a los pies de selvas llenas de piedras, que al lado de una pagoda recien inagurada tiene el Silk Lounge y el No Name Bar, que son lo mismo y tienen en pocos metros cuadrados buena comida, tranquilidad y una mujer niña que te entretiene con una sonrisa y unos ojos que quitan el hipo.
Me marcho con una pena que crece por momentos cuando recuerdo a mi hermano rodeado de críos, al duro Oscar desmontado por una niña que le dice cualquier cosa, las risas en bici, en tuk-tuk, en moto, con cervezas y batidos (pineapple para Osku, mix-fruits o banana para Javi y para mi), y pantalones tailandeses/camboyanos y pulseras de colores, y carreras en la playa y caneladas y empanadas y troleys (clon, clon, clon) y foquis....
domingo, abril 02, 2006
La India
De Ajanta trajimos las sombras de la pintura buidsita e hinduista, un funcionario de hacienda altivo y una comida acompañando a una pareja hindú que nos hablo de la tolerancia y de cómo comer sólo con la mano derecha. Y la carrera hasta el silencio de Ellora, a la sombra de montañas esculpidas de dioses. Allí, oculto entre Brahma, Shiva, Vishnu, Parvati y escenas del Kamasutra, hay un hombre enjuto de pocos dientes y un inglés esforzado que en sus ratos libres limpia las rocas una escoba de ramas secas. El resto del tiempo enseña arte hindú y oscuras salas. Cueva 16, medio día, tal vez 15 estudiantes y un profesor que nos da su clase magistral: los genios que escavaron estas piedras no firmaban porque no buscaban su gloria. A cambio una foto con estos rubios tan extraños.
La cena está casi servida y el sol se ha puesto ya. Tailandia se acerca...