lunes, abril 09, 2007

Jordania

¡Pasen y vean! Vengan de viaje al país árabe donde se cruzan oriente y occidente, al lugar de paso de mil razas: romanos, griegos, moabitas, cruzados, mamelucos, omeyas, bizantinos, nabateos, franceses, ingleses imperiales... y españoles, miles de españoles.

¡Disfruten de la tierra de los prodigios! Hay libros sagrados que hablan de milagros en sus ríos, aventureros ingleses que dirigen rebeliones en un desierto esculpido por el tiempo y el sol, de mujeres convertidas en estatuas de sal por curiosas, de ciudades pecadoras y santas, de mares de colores que se abren al paso de hombres buenos...

¡No se pierdan esta experiencia! Pisen la tierra donde murieron profetas, suban al monte desde el que se divisan tierras prometidas por dioses, admiren la vista desde lo alto de las almenas de un auténtico castillo cruzado en Querac, o sigan las huellas del mítico Saladino...

¡Descubran sus maravillas! Vean la luna llena en la noche desértica, canten con beduinos reconvertidos en seguidores de los cuarenta principales, fumen en pipas de agua estilizadas, altas, embriagadoras, embadúrnense de barros presuntamente curativos, floten solos o en grupo en aguas tan saladas que es imposible hundirse...

¡Emborráchense de colores! Hay colores en el mapa más antiguo conocido en Madaba, en las orillas del puerto de Aqaba, en los espectaculares fondos del mar Rojo, durante el día y durante la noche, en sus atardeceres, en las arenas rojas y amarillas del Wadi Rum, en el basalto y el granito de sus peñascos...

¡Y eso no es todo, aún hay más señores y señoras! ¡La perla de Jordania!... Rodeado por montañas escarpadas, al final de un estrecho desfiladero, se abre, sorprendente, brillante, llena de vida, misteriosa, arrebatadora, una de las maravillas del mundo, la ciudad de piedra esculpida en la roca, la capital inexpugnable de los nabateos, las montañas de los mil colores. Sí, damas y caballeros, allí se encuentra para todos ustedes, la incomparable y hermosa Petra. Con sus canales de agua, sus cisternas, sus fachadas inmensas, su Tesoro, su Monasterio y ese Altar de los Sacrificios tan cerca del cielo. Amarilla, azul, morada, blanca, y por supuesto rosada... arenisca rosa por todas partes, cambiando de tonos con el día, con las nubes, con los ángulos.

En el avión que le lleve hacia allí conocerán a la mitad de un grupo musical, un encantador ex-actor de teatro y Don Gui con sus gafas rotas y su timidez, la rapadita que persigue tu espalda y la del carrito que siempre está la primera en la fila, un panocho acatarrado y submarinista pegado a una mochila, dos murcianas, cuatro cordobesas estupendas más uno, el único calvo majo que encontramos y una restauradora que adora bucear, un hombre tranquilo al que le gusta cubanear, dos vascos, de Castro pues, con mil fotos en sus máquinas, cuatro amigos que solo tienen en común Madrid, y las parejas tranquilas...

A su llegada al destino les recibirá micrófono en mano, Nabil, el guía con peores chistes al este del río Jordán, con su chaleco de filigrana y mirada cansada. Al volante tenemos a Mohamed el tafilano-lepero de mostacho denso y voz profunda. Y a los mandos de nuestro fondo submarino y como por azar encontrarán a Talal el grande y a Mutah el tranquilo, con su hospitalidad y sus normas de pandilla incomprensibles.

¡No lo duden! ¡Si quieren variedad en pocos días, emociones y sorpresas vengan con nosotros! ¡Descuentos especiales a familias!

Nota: Retrasos y suplementos de comida no incluidos