miércoles, octubre 17, 2007

Otros viajes...

Hay gente que hace otros viajes, por sobrevivir y no por vivir, por alimentarse en lugar de degustar, por no poder hacer otra cosa y no precisamente por poder, por no poder dormir y no por soñar, ...


Ellos son los nadie de Eduardo Galeano (Libro de los Abrazos):

"Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata."

martes, septiembre 25, 2007

Resumiendo

Atrás quedaron una Victoria y unas mañas árabes, dos canales holandeses a dos calles de putas y marihuana, un Campoo de Aguilar y una vuelta a tu infancia. Atravesé las montañas leonesas y los páramos castellanos, dormí en refugios de reyes con aguas bravas y amigos. Estuve en la capital del vino camino de Valencia capital de Luna. Y, cómo no, un verano más me perdí siempre que pude en mis playas cueva adoradas.

Hay una Ciudad en un Cabo por delante, dos Ginebras y una reunión gitana en un loft alquilado del Jordaan.

Citando a Sabina...

Por los cerros de Úbeda anduve el otro día
de vuelta a los zaguanes azules de mi infancia,
los olivos bordaban su antigua geometría,
el tiempo es un exilio más cruel que la distancia.

Escarbé en los desvanes de los viejos baúles
buscando en dobles fondos el eco de una brasa,
los años apolillan los besos y los tules,
ninguna edad es buena para volver a casa.

Con su trabajo sucio las uñas del olvido
se ensañan con el luto del alma trashumante,
de todo lo ganado, de todo lo perdido,
apenas sobrevive la sombra de un instante.

Aquí nací; sin bici ni perro que me ladre
dejé en los soportales la huella de mi canto.
Aquí, ya en otro siglo, las hijas de las madres
que amé tanto me besan como se besa a un santo.

...

lunes, abril 09, 2007

Jordania

¡Pasen y vean! Vengan de viaje al país árabe donde se cruzan oriente y occidente, al lugar de paso de mil razas: romanos, griegos, moabitas, cruzados, mamelucos, omeyas, bizantinos, nabateos, franceses, ingleses imperiales... y españoles, miles de españoles.

¡Disfruten de la tierra de los prodigios! Hay libros sagrados que hablan de milagros en sus ríos, aventureros ingleses que dirigen rebeliones en un desierto esculpido por el tiempo y el sol, de mujeres convertidas en estatuas de sal por curiosas, de ciudades pecadoras y santas, de mares de colores que se abren al paso de hombres buenos...

¡No se pierdan esta experiencia! Pisen la tierra donde murieron profetas, suban al monte desde el que se divisan tierras prometidas por dioses, admiren la vista desde lo alto de las almenas de un auténtico castillo cruzado en Querac, o sigan las huellas del mítico Saladino...

¡Descubran sus maravillas! Vean la luna llena en la noche desértica, canten con beduinos reconvertidos en seguidores de los cuarenta principales, fumen en pipas de agua estilizadas, altas, embriagadoras, embadúrnense de barros presuntamente curativos, floten solos o en grupo en aguas tan saladas que es imposible hundirse...

¡Emborráchense de colores! Hay colores en el mapa más antiguo conocido en Madaba, en las orillas del puerto de Aqaba, en los espectaculares fondos del mar Rojo, durante el día y durante la noche, en sus atardeceres, en las arenas rojas y amarillas del Wadi Rum, en el basalto y el granito de sus peñascos...

¡Y eso no es todo, aún hay más señores y señoras! ¡La perla de Jordania!... Rodeado por montañas escarpadas, al final de un estrecho desfiladero, se abre, sorprendente, brillante, llena de vida, misteriosa, arrebatadora, una de las maravillas del mundo, la ciudad de piedra esculpida en la roca, la capital inexpugnable de los nabateos, las montañas de los mil colores. Sí, damas y caballeros, allí se encuentra para todos ustedes, la incomparable y hermosa Petra. Con sus canales de agua, sus cisternas, sus fachadas inmensas, su Tesoro, su Monasterio y ese Altar de los Sacrificios tan cerca del cielo. Amarilla, azul, morada, blanca, y por supuesto rosada... arenisca rosa por todas partes, cambiando de tonos con el día, con las nubes, con los ángulos.

En el avión que le lleve hacia allí conocerán a la mitad de un grupo musical, un encantador ex-actor de teatro y Don Gui con sus gafas rotas y su timidez, la rapadita que persigue tu espalda y la del carrito que siempre está la primera en la fila, un panocho acatarrado y submarinista pegado a una mochila, dos murcianas, cuatro cordobesas estupendas más uno, el único calvo majo que encontramos y una restauradora que adora bucear, un hombre tranquilo al que le gusta cubanear, dos vascos, de Castro pues, con mil fotos en sus máquinas, cuatro amigos que solo tienen en común Madrid, y las parejas tranquilas...

A su llegada al destino les recibirá micrófono en mano, Nabil, el guía con peores chistes al este del río Jordán, con su chaleco de filigrana y mirada cansada. Al volante tenemos a Mohamed el tafilano-lepero de mostacho denso y voz profunda. Y a los mandos de nuestro fondo submarino y como por azar encontrarán a Talal el grande y a Mutah el tranquilo, con su hospitalidad y sus normas de pandilla incomprensibles.

¡No lo duden! ¡Si quieren variedad en pocos días, emociones y sorpresas vengan con nosotros! ¡Descuentos especiales a familias!

Nota: Retrasos y suplementos de comida no incluidos

martes, marzo 27, 2007

Argentina


Hay un país en América que se extiende desde unas cataratas enormes y bellísimas hasta un inmenso campo de glaciares, que visitan pumas y ballenas, osos polares y tucanes. Habitado por esos que se creen franceses, pero solo son italianos que en realidad hablan español. Figúrese usted, allí, en América, con sus vinos merlot, cabernet, syrah, con sus minas porteñas y esas remeras que quitan el hipo, y su Palermo pijo, con sus míticos gauchos, sus cataratas de Iguazú y su Perito Moreno, con San balompié. Sí, ya saben, che, en realidad todo es medio recomplicado.

Algún día escribiré sobre ellos y volveré...

Valladolid

La capital de Castilla, usurpadora del trono leonés, surge en medio de un llano inmenso e inhóspito. Se encierra y retuerce sobre sí misma, y en su centro se abre una plaza enorme, descomunal, de corte moderno, a pocos minutos de la Edad Media y los bares.

Hay un parque decimonónico y descuidado con pavos reales, palomas, ardillas y fuentes. Gente que se protege del frío azul del invierno de la meseta lo recorre.

Poco más se puede decir de una ciudad viva, pero insulsa, con ínfulas, pero sin aire.